top of page
Buscar

La rueda de Ricardo Rey - Por Diego Saldaña (Tonche)

  • autogobiernocultural
  • 22 ago 2023
  • 2 Min. de lectura

“Algo de Ricardo” plantea una reescritura sobre la tragedia shakespereana del rey Ricardo III. En “Algo de Ricardo” un actor contemporáneo ha sido invitado a interpretar al célebre personaje jorobado, pero en su creciente ambición, ebrio de sí mismo, no temerá traer el caos al montaje escénico con tal de escalar en su posición de poder.

Al principio del monólogo se narra la exhumación de los huesos del rey histórico, Ricardo III duque de Gloucester, el referente real que dio material para que Shakespeare escribiera su tragedia. El ritual cívico tiene un acento irónico cuando los diferentes niveles de gobierno (Gloucester vs Londres) ambicionan quedarse con el esqueleto para sumar puntos a su atractivo turístico.

Tal gesto regirá el resto de la obra: ¿qué tan ajena nos son la avaricia y el gusto por el caos del famoso rey déspota?



Poco a poco vamos conociendo a otro Ricardo, un actor de escena que hace gala de un lenguaje rico en métrica, metáfora y rima, por medio del cual se encargará de despedazar y vapulear a cada uno de los integrantes de la producción que le ha contratado. En una refracción de cajas dentro de cajas, el rey Ricardo III es interpretado por el personaje-actor Ricardo que a la vez es interpretado por Ricardo Reynaud. Esta refinada maquinaria nos permite reconocer en nuestra sensibilidad la fealdad del déspota. Reconocer que, de hecho, nos causa gracia su criticismo arrogante.

El humor y la burla refinada van marcando el paso de los Ricardos del drama histórico al montaje ficticio, y del montaje ficcional a la realidad, permitiéndonos simpatizar y resonar con el tirano que habita en nosotrxs y confrontando nuestra corrección política cuando la risa pone en evidencia nuestra —más que humana— misantropía.

Pero este odio inteligente —nutrido de exigencias y deberes-ser teatrales— no estará conforme ni consigo mismo, mostrando así su máxima congruencia… ¿No es una máxima de Maquiavelo que quien llega al poder por las armas, por las armas ha de perderlo?

En el símil con el trabajo teatral se perfila quizás otra lectura: que el enraizado credo del artista poscolonial de hacerse valer tirando mierda, la costumbre de criticar a lxs colegas despiadadamente para escalar en el colofón del “genio” (cuyo paradigma de maestría es precisamente la exclusividad) solo podrá sostenerse despreciando a todxs hasta que la rueda gire y no quede sino despreciarse a sí mismx.

La dirección de Ítari Marta plantea un dispositivo-camerino que permite al actor explorar diversos personajes, desde Lady Ann hasta la Duquesa de York, habitándoles no solo desde lo corporal y lo vocal sino también desde el maquillaje y el vestuario. El trabajo de video en escena enfatiza el diálogo con lo real, haciendo guiños constantes a nuestra vanidad de red social. Las largas tiradas en verso y prosa son espléndidamente interpretadas por Ricardo Reynaud, que a través de su arte nos deja ver la exquisita factura en dirección, dramaturgia e interpretación.

Si usted gusta cuestionarse sobre la arrogancia y la fealdad de la inteligencia humana como virtud y defecto, así como explorar las capacidades explosivas de la crítica, “Algo de Ricardo” es una obra que vale la pena presenciar.


 
 
 

Comentarios


bottom of page