Hablar para sanar, actuar para resistir.
- autogobiernocultural
- 27 abr
- 4 Min. de lectura
Al entrar, lo único que ves es a un grupo de mujeres y hombres. Conforme el público va llegando, los hombres salen de escena y las mujeres se acomodan en las sillas. Descubrimos que se trata de una sesión de terapia grupal. Una a una, las mujeres comienzan a narrar historias de sus abuelas y cómo estas fueron violentadas: violencia económica, psicológica, verbal y, en algunos casos, física.

Mientras verbalizan sus experiencias, notamos que no respetan turnos; hablan sin orden, como si solo quisieran ser escuchadas, sin que haya una guía clara ni un rumbo definido. Al término de esta primera sesión, una de las chicas sale haciendo un “chiste” sobre que su novio le pega. Todas le preguntan: “¿es broma?”, pero ella solo se va. Las demás salen tras ella gritando: “¿¡estás bien!?”.
Después, entran los hombres. Mientras lo hacen, mueven toda la escenografía (acto que se repite el resto de la obra) y empiezan a hablar entre ellos: “¿Para qué necesitan terapia nuestras novias?”, “Solo quieren que las escuchen”, “Ya saben lo que les van a decir”, “Nos llevan para que las acompañemos”. Comentarios machistas entre risas. Pero sus novias los llaman, y ellos salen corriendo tras ellas.
Estos personajes recuerdan un poco al “mexicano sincrético” de Rogelio Díaz-Guerrero¹, representan los valores tradicionales: creen en los roles clásicos de género y en la figura del macho dominante, pero en la práctica se van adaptando a nuevas formas de relación. Aceptan (aunque les cueste) que su pareja tenga voz, que las decisiones se tomen en conjunto, y muchas veces terminan cediendo porque también buscan afecto, estabilidad o simplemente evitar conflictos.
En la siguiente sesión de terapia, las chicas siguen hablando, esta vez de las vivencias de sus madres. Algunas sienten admiración por ellas: por haber soportado la violencia o, en otros casos, por haber dejado a sus esposos y no permitir más abuso. Sin un terapeuta que las guíe, deciden canalizar sus ideas a través del teatro. Buscan una obra y presentan Lisístrata de Aristófanes, obligando a sus novios a participar. Por supuesto, ellos se niegan… pero al final, lo hacen.
Comienzan a contar la historia de las mujeres griegas lideradas por Lisístrata, quien junto a sus compañeras desafía el poder de los hombres. Mientras ellos se dejaban llevar por “cosas de hombres” como la guerra, ellas, hartas de los conflictos y del abandono, se declaran en huelga... pero no cualquier huelga: una huelga de sexo. Deciden no “abrir las piernas” hasta que termine la guerra del Peloponeso. Como respuesta, los hombres intentan someterlas, pero ellas se encierran en el lugar donde guardan el oro. Así, ya no tienen ni oro… ni sexo.

Mientras tanto, en las sesiones de terapia, a los hombres no les gusta nada la obra. Y es que, además, también ellos están en una huelga involuntaria de sexo.
Para que la obra avance más rápido, se decide incluir un narrador. No es un personaje fijo, sino que el rol va rotando entre los intérpretes. El narrador nos cuenta que ahora las chicas están tomando una terapia más holística y comienzan a hablar de cómo ciertos patrones familiares se repiten de generación en generación.
Volviendo a la obra dentro de la obra, los chicos encuentran una nueva adaptación: el historietista alemán Ralf König hizo una versión queer de Lisístrata. Esto parece darles una solución: creen que ahora podrán tener sexo. Pero resulta que en esta versión hay tres hombres homosexuales infiltrados, que aprovechan que los demás no tienen con quién satisfacer su deseo sexual. Se hacen pasar por médicos ante un general del ejército, del que se rumorea que es homosexual, y buscan sacar ventaja de la situación.

La obra tiene dos posibles finales, que se eligen por votación del público. En esta ocasión, vi uno en el que hombres y mujeres acuerdan terminar la huelga… pero solo si los hombres se comprometen a poner fin a la guerra. Para dejarlo claro, tienen que formarse para firmar la paz… y luego para ser “descorchados”. Al final, todos hacen fila para el descorche, y nadie para la firma.
En un principio, al darme cuenta de que era una terapia grupal, me emocioné y me intrigó. Ver cómo cada una de ellas contaba anécdotas distintas me hizo pensar que, de verdad, existen casos de violencia de género en México a los que no siempre se les da la importancia necesaria. Son historias que no solo hemos escuchado de generaciones pasadas, sino que siguen ocurriendo hoy en día.
El hecho de que las expresen a través de una obra para evidenciar cómo, en muchos contextos, los hombres aún controlan aspectos importantes de la vida de las mujeres —como las decisiones familiares, la economía del hogar, el ejercicio de su sexualidad o incluso su libertad de expresión— me pareció muy Intrigante. Gracias a estas historias, se empieza a generar conciencia y, tal vez, algunas mujeres que se identifiquen con lo representado y que cuenten con ciertas condiciones —como una red de apoyo, acceso a información o espacios seguros— puedan sentirse con mayor claridad o determinación para buscar ayuda, ya sea terapéutica, emocional o comunitaria.
Algo que me gustó mucho de la obra es que las historias que se cuentan son muy cercanas a la realidad que vivimos en México; son relatos que, tristemente, resultan comunes, pero que pocas veces se visibilizan en un escenario. También me pareció muy valioso cómo lograron crear un ambiente íntimo con el público, donde cada anécdota se sentía personal y genuina, como si estuviéramos acompañándolas en un espacio seguro de escucha. Esa conexión emocional hizo que la experiencia fuera aún más potente y significativa.
Ficha artística:
Dramaturgia (Idea original): Antonio Peñúñuri (antoniop.a_p_)
Dirección: Antonio Peñúñuri
Elenco:
Altea Santiago (altea.sm)
Diana Cázares (dianacasarezz)
Gabyta García (gabytagarcialocutora)
Grecia Atilano (grecia.atgo)
David Calva (davecc26)
Federico Lázaro (fdriko)
Francisco Buentello (franzbuentello)
Heber Medina (hebs_medm)
Ramón Hernández (chompis28)
Producción: Colectivo En la Cuerda Floja (en__lacuerdafloja)
📅 En esta temporada es del 28 de abril al 19 de mayo
🕰️ Funciones: todos los lunes a las 8 pm
📍 Teatro El Milagro Calle Milán 24, col.Juárez
Reseña por: Vladimir Alarcón
IG: serapis_24
Referencias.
¹ Díaz-Guerrero, Rogelio. Psicología del mexicano: Descubrimiento de la etnopsicología. México: Trillas, 1994.
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